El Parque Nacional Iguazú se encuentra en el extremo norte de la Provincia de Misiones en la República Argentina, sobre la triple frontera con los países de Brasil y Paraguay. Brasil también tiene su correspondiente área de Parque ya que el límite con Argentina es el Río Iguazú, quien da nombre a la región. Argentinos y brasileños comparten las vistas a una de las siete maravillas del mundo que son las Cataratas del Iguazú, cuando el río del mismo nombre cae cerca de 100 metros de altura para continuar su curso hacia el Paraná.
Este lugar es uno de los más visitados del país y la región, alcanzando un promedio de 1,5 millones de visitantes anuales. La ciudad más cercana al lado argentino del Parque Nacional es Puerto Iguazú. Del otro lado del río está Foz de Iguazú, que es referencia para el circuito brasileño de Cataratas y del otro lado del Paraná se encuentra Ciudad del Este: muy conocida por sus comercios y precios bajos, principalmente en electrónica.
Para llegar a la zona de las Cataratas de Iguazú, el camino convencional indica que tomemos la Ruta 12 desde el sur. Este es un camino en muy buen estado y conecta todo el litoral del Paraná. Como nosotros veníamos desde el otro lado, volver a la Ruta 12 implicaba más del doble de distancia, además de que dejaríamos de lado esta otra opción: El camino por el Parque Nacional Iguazú.
La Ruta 101 comienza en Bernardo de Irigoyen con un pavimento consistente pero luego de la ciudad de Andresito (más precisamente en el paraje Cabure-Í) se termina el asfalto y empieza el camino del Parque. Como siempre hacemos al planificar los caminos, buscamos información, preguntamos, googleamos y las respuestas fueron claras: -No hagan ese camino.
¿Cuáles son los riesgos? Según las personas que consultamos, los principales serían el estado del camino y los animales silvestres que habitan el Parque Nacional. De allí también surgieron recomendaciones que supimos tomar, como no acampar en el camino, evitar la noche y en el caso de que hagan días lluviosos lo mejor es esperar unos días que seque la tierra. Al tratarse de un camino con las márgenes poco mantenidas, la vegetación avanza e incluso se une formando un techo por momentos. Esto provoca una sudoración constante del bosque y la humedad demora varias semanas en desaparecer, sobre todo en invierno.
Al final hicimos este camino y por eso estas líneas, para compartir lo que aprendimos antes y durante este tramo. Es un camino que no pueden dejar de pedalear si están cerca de esta zona y si vienen desde Andresito, con más razón. En total son 30 kilómetros de tierra por momentos resbaladiza, piedras y algunas trepadas. En este tramo no hay personas viviendo pero sí se ven vehículos circulando, entre ellos los mismos Guardaparques que tienen un refugio al comenzar y al terminar este tramo de tierra.
La dificultad del camino es elevada, pero las recompensas alcanzan como para que les recomendemos hacerlo. Hay pocas pendientes pero las piedras de punta hacen que nuestros sentidos estén al cien por ciento para mantener siempre el equilibrio. El desafío de mantener el equilibrio aumenta con el barro superficial que se forma con la humedad sobre las huellas que dejan los vehículos. Allí no conviene acelerar, ni frenar y tampoco doblar. Mantener el equilibrio vuelve a ser el desafío por lo que es muy conveniente ir despacio en esos tramos para no frenar bruscamente y terminar en el piso. A nosotros nos pasó 2 veces, pero no tuvimos ninguna lesión y las bicis tampoco ya que íbamos bien despacio. Tan despacito que demoramos cerca de 8 horas en total para llegar desde Andresito hasta Puerto Iguazú (60 km), la ciudad de referencia cercana a la entrada del Parque.
La fauna que predomina son los insectos y las mariposas. También vimos un mono cruzando de un lado al otro de la calle y por momentos sentimos el ensordecedor ruido de la caída de agua. Sí, el camino pasa a 500 metros de la Garganta del Diablo y si bien no se puede (o no se debe) acceder por allí, se escucha claramente la presencia de tanta inmensidad de agua. Al medio día las moscas nos abrazaron y decenas de mariposas fueron la compañía lenta pero constante hasta llegar al otro extremo del camino de tierra, donde al empalmar con la Ruta 12 encontramos primero el refugio de Guardaparques y más adelante uno de Gendarmería. Para ese entonces ya estaba cayendo el sol por lo que intentamos acampar en la Gendarmería sin éxito, así que los últimos 20 km los hicimos en la noche.
Como decíamos, el camino tiene poco mantenimiento en sus márgenes por tratarse de un Área Protegida y la vegetación llega a lastimar si vamos desatentos. Otra de las características de este camino es que no hay visibilidad panorámica ya que el monte abraza a los visitantes y sólo podemos divisar a pocos metros, el intenso verde de la selva.
En resumen, les recomendamos que hagan este camino, teniendo en cuenta siempre los cuidados básicos para un tramo de tierra y monte. Evitar los días de lluvia y la noche. Es necesario salir temprano para completar el recorrido. Seguro no se arrepentirán de hacerlo. Como siempre también es bueno surtirse de agua y comida para estos 30 kilómetros de tierra y los 30 que suman los extremos pavimentados a los lados del camino.
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Camilo (viernes, 09 agosto 2019 11:55)
Buenas, me encantó las formas que tienen a la hora de tomar un camino y como lo trasmiten, en un tiempo salgo a dar una vuelta en chiva por Uruguay y capaz cruze para Argentina.. Voy a seguir leyendo a ver que me encuentro de caminos y pueblo tos para conocer en Uruguay.. Vamo arriba! Gracias por compartir! Abrazo y buen pedal!